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Sergio Varela Portfolio Posts

Despertares

El sol mordía el asfalto cuando despertó. Primero un ojo y después el otro, siempre es así. Y automáticamente todo giró de nuevo, como había girado la última vez que había tenido los ojos abiertos. Como gira la vida todo el tiempo, con los ojos abiertos o cerrados (es difícil…

Luro

En Villa Luro vi la nieve, esa que sacó a toda la gente a la calle, y nos hizo a todos muy felices y hermanados, al menos por unas horas. Ese evento histórico en la historia de la ciudad de Buenos Aires; y vi también el humo, el que inundó…

La casa de Arenas

Lo que más recuerdo de la casa de Arenas, y lo que más me gustaba, eran los invitados. La casa era grande, bastante grande, y esto sin dudas me resultaba muy atractivo también (nosotros vivíamos en un departamento bien pequeño), pero casas grandes se podían encontrar. Era más difícil encontrar…

Los días

Los chicos se fueron unos días al delta, ahora tengo más tiempo para mí.Más bien lloro de día, y por las noches estoy ya cansado, y me nace un sentimiento de esperanza, de algo que termina y al otro día va a volver a empezar, y pienso, a veces pienso,…

El poder

Era yo sólo un niño, no creo que pasara de los seis años. Me levantaba entonces bien temprano, al alba digamos, para acompañar a mi padre al trabajo (aquél puesto de diarios viejo y desvencijado que hoy no lo es tanto, que antes era tan mío, y hoy no lo…

Una mañana de sol

Llegué a la ciudad temprano, un día soleado de viento fresco y sweaters livianos. Me despertó un rodillazo de la señora que viajaba detrás de mí en el micro que me traía desde Mar del Plata, destino concluido de mis pequeñas vacaciones de cuatro santos días. No era un buen…

Frida

…una piecita, el baño… algo así? Tendría que cambiarme…Mirá, ahí está el baño, si querés…Gracias. Miré, porque primero quería mirar. Porque uno suele mirar adónde se va a meter si no conoce. Y yo no conocía. Una puerta disimulada debajo de una escalera, humilde y sin demasiadas, acaso ninguna, ambiciones,…

Bona fide

Estoy sentado en un Bonafide junto a la ventana. A mi derecha, el largo del local, y bien pegado a mí, tres veintiañieras que hablan pavadas (demasiado fuerte y demasiado cerca para mi gusto). A mi izquierda, un cerco de madera, una canastita con chocolates, el vidrio, y más allá…